Aprendiendo
Despertar sin querer salir de la cama... Años sin esa sensación. Tener un motivo de peso para aquello, más allá de los días en los que me siento... En esos días en los que no me siento.
Y así cada día desde ese día. Pero no cree, ni un poquito, que no quiero salir. Y quiza tenga razón en muchas de las cosas, pero es esa se equivoca.
Y yo y mi mismo, solos caminando por la ciudad, trotando por el parque, trabajando en el lab. Con ganas de no estar... con ganas de estar allá.
Escuchar una y otra vez la misma música. Tratando de buscar en las letras las respuestas. La palabras indicadas, que le hagan comprender.
Es ahora cuando todo da vueltas, y todo quiere salir, y todo quiere mantenerse... pero todo cambia. De una u otra manera el hijo de herrajero cruzó el bosque en busqueda de aquello, desobedeciendo el augurio de la bruja del pueblo. El precio por pagar estuvo desde el comienzo escrito. Él decidio apostarlo todo, sólo porque había una razón de peso real del otro lado.
Y así aquí, de nuevo preguntándome que hacer, pero la pregunta está obsoleta... porque ahora ya no sólo depende de mi... y por primera véz en mi vida no me molesta.
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